La memoria es un mal testigo
El 80% de las condenas a inocentes se debe a un error de identificación. Algunas víctimas generan falsos recuerdos que sirven como única prueba.
Olvidas lo que quieres recordar y recuerdas lo que quieres olvidar, dice el protagonista de La Carretera, de Cormac McCarthy. Les pasa a algunas víctimas de delitos graves. Quieren olvidar, y no pueden, el momento en el que un desconocido se les acercó en una esquina oscura, les puso una navaja en el cuello y las violó o intentó asesinar brutalmente, sin piedad; y quieren recordar el rostro del criminal para que pague por lo que ha hecho. Pero no siempre pueden.
Esa cara borrosa puede adquirir nitidez gracias a una mentira involuntaria: se coloca a otra persona en la memoria y alguien que jamás tuvo nada que ver con el delito acaba en la cárcel, en ocasiones durante décadas, con la vida destrozada para siempre. Por culpa de falsos recuerdos y de un sistema legal que los ignora y que cree ciegamente a las víctimas.
Mónica Ceberio Belaza, "La memoria es un mal testigo", El País, 7 de febrero de 2010, p.38.
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